PASO A PASO

Hemos acabado el semestre y gracias a Dios y a mis mejores esfuerzos hemos llegado a la recta final de mi carrera, es que este semestre fue el penúltimo.

Solo me queda un semestre mas y Tesis, la muy temida por algunos pero muy tranquila por mi, no porque me crea la super dotada pero se que con tranquilidad y sin desesperarme tengo (por obligación) sustentarla máximo a principios de  marzo del 2011.

También se acerca la toma de decisión más grande, que quizás a algunos no gustará para nada, empezando por mis padres.  Es que tengo que buscar la manera de dar la noticia y sobre todo de saber sustentarla ante ellos, esa es mi TESIS mas preocupante, la que mas trabajo me llevará desarrollar, la que tendré que ponerle todos mis sentidos para poder estar lista para cualquier pregunta.

Es que mis deseos son mudarme a UIO, empezar o retomar mi vida profesional, vivir donde siempre quiero volver.  Había perdido las esperanzas a este sueño pero leí algo de una amiga del colegio, que me lleno de esperanzas y sobre todo me recordó el porque de esta idea, aquí les dejo el escrito:

«De  pequeña, viajar a esta ciudad, era como viajar a otro planeta,  cuando muchos veian otras tierras como la “tierra prometida” yo sentía que Quito me prometía.

De una ciudad donde soñar casi se me había prohibido, donde la magia era algo que solo veía en películas, vine a vivir en ese cuento de hadas que siempre quise, los paisajes con los que me he despertado los últimos seis años no los cambio por nada, los colores, las personas, las fiestas, las costumbres, la comida, son cosas que han hecho de Quito para mi, MI TIERRA PROMETIDA.

Con apenas 18 años, la ciudad me llamaba a descubrirla, a conocerla, a explorarla y no le costó mucho trabajo lograrlo, pues en cada rincón encontré una historia, que con mucho cariño recordare y contaré a mis sobrinos o  mis hijos, quien sabe y Quito me regale un hogar.

“Hogar”, eso es Quito, yo puedo dar fe, pequeña pero con el corazón mas grande que yo he visto, alberga a extraños y como a mí, los toma como hijos, los cubre con las faldas de sus montañas, los abriga con sus amaneceres, e invita un canelazo en las noches frías.

Las cosas no siempre fueron fáciles, pero por alguna mágica razón como yo la llamo: “Quito, simplemente me contagió”.  Seis años ya pasaron y aunque lo “mona” lo llevo en la sangre y con mucho orgullo, Quito me enamoró, no recuerdo un solo día en que no me haya enseñado que no hay nada que no pudiera hacer, que por muy pequeñita que me sienta entre tantas montañas, la grandeza se lleva en el alma, por eso cada vez que alguien me pregunta: ¿y porque Quito? Yo contesto: “Porque allá hay magia”«

(Escrito sacado de las notas de mi amiga en Facebook)

Con fe que todo resultara, y que las cosas se darán como se han dado hasta ahora.